¿Recordáis que os comentaba en ‘Antes y Después’ que tenía un proyecto en mente para mejorar un rincón de casa?. En realidad eran dos proyectos. Uno, liberar el espacio de detrás de la puerta de la cocina, de 20 centímetros de ancho y que se había convertido en un trastero (hemos puesto una estantería estrecha donde caben todas las latitas de té y alguna cosa más, y ha quedado muy bonito y recogidito). Y el otro era pintar las puertas de casa de blanco. El pasado puente nos hemos puesto manos a la obra, y el resultado es espectacular, quedan preciosas, y dan mucha luz.
Siempre me han gustado las puertas blancas. En nuestra casa eran de madera oscura, y siempre he querido cambiarlas. Que las laque un profesional sale un dineral, así que nos hemos animado a hacerlo nosotros. Sin desmerecer un acabado profesional tengo que decir que nos han quedado muy bien.
Nos dio muchos ánimos Leticia, de Vintage&Chic, donde explica todo de maravilla, y también son muy instructivos todos los comentarios de las personas que han escrito. Así que nos liamos la manta a la cabeza y a pesar de tener que pasar dos días con malos olores y con un poquito de frío con la casa abierta de par en par, no puedo estar más contenta.
Estuvimos dudando hasta el último momento si pintar también la puerta de la entrada. Finalmente fue un sí, y acertamos. El pasillo parece más grande. También dudamos con las manillas y bisagras. Son doradas y tenía en mente cambiarlas por manillas de acero, pero me gusta como queda el contraste blanco/dorado, así que se van a quedar así. Los rodapiés no los pintamos, porque son de roble clarito, y me parecen preciosos, así que pensando que más adelante ya tendría tiempo de pintarlos si era menester, los sacamos del proyecto. Y tengo que decir que se van a quedar así, quedan muy bonitos!!
Os detallo el proceso, por si os sirve de ayuda.
Los materiales. Laca satinada, disolvente, un par de brochas, dos bandejitas para la pintura, dos rodillos, y hemos usado creo que 10 recambios de rodillos de espuma. Masilla para madera. Y también cinta de carrocero ancha (dos rollos), cinta de carrocero fina con papel (dos rollos), y lija del 0 (6 hojas). Y lanilla para mejorar el acabado. En total, no ha llegado a los 70 euros.
Tengo que decir que es más duro el trabajo de preparación que pintar en sí. No hemos dado capa de imprimación, por recomendación de la chica de la tienda de pinturas. Las puertas ya están barnizadas y no era necesario sellar la madera. Con un leve lijado para quitar el brillo, el propio barniz haría las veces de imprimación.
Además, en algunos puntos, las puertas estaban estropeadas, ralladas y mordidas (es lo que tienen los cachorros 'alegres'). Por lo que tuvimos que hacer un trabajo previo con masilla, para completar las partes que faltaban, antes de pintar. Y después, estuvimos lijando las puertas, con un lijado muy suave. Esto es bastante pesado y se levanta un polvillo que ensucia un montón. Os recomiendo cubrir las estanterías y todo lo que podáis.
Después fregamos las puertas con agua y un estropajo normal. Y cubrimos manillas y bisagras con cinta de carrocero. Y la pared alrededor de los marcos. Además, dos de las puertas tienen cristal, que también hay que cubrir. En el suelo pusimos plástico, sujeto con cinta de carrocero.
Y ya, a pintar!!!. Dos capas, con 24 horas de secado entre capa y capa. Pero esto depende de la pintura que uséis. Siempre hay que seguir las indicaciones del fabricante. Nosotros usamos una pintura al disolvente, y nos dijeron que era de las que menos olía, pero de verdad, y sin dudar que esta huela menos que las demás, olía muy fuerte. Tuvimos toda la casa abierta noche y día.
Siguiendo los consejos de Vintage&Chic, cambiamos de rodillo frecuentemente. Tardamos como una hora por puerta y capa, por las dos caras. Y entre capa y capa, cuando la pintura de la primera capa ya estaba seca, pasamos la lanilla, muy suave (y un trapito para quitar el polvillo).
(Aquí se ve el trabajo de restauración. La parte blanca de la moldura es la masilla con la que hemos reparado la puerta)
(Voilá!! Perfecta!!!)
La brocha es para las irregularidades, pero aquí metimos la pata, porque en las primeras puertas pintamos con brocha los marcos, y obviamente, el acabado no es el mismo que con el rodillo de espuma, y además, no era necesario. Con el rodillo se cubren prácticamente todos los huecos, y con la brocha hay que pintar lo mínimo, justo las depresiones. Pero bueno, corregimos en las primeras puertas mientras la pintura estaba fresca y en las demás ya lo hicimos bien.
Y después, hay que retirar la cinta de carrocero de las bisagras y de las manillas, con mucho cuidado. Esto es mejor hacerlo cuando la pintura no está seca del todo, para que no salte. En cualquier caso, y por mucho cuidado que se ponga, toca ir después con un mini-pincelito y repasar todo.
Confieso que en estos momentos no hemos terminado. En alguna de las puertas hay mini-zonas que se han oscurecido. Parece que el barniz de debajo no estaba uniforme, y en esas zonas la madera ha absorbido más pintura. Ahí tenemos que dar con el rodillo un poquito más (una tercera capa, pero sólo en esas zonas). Y ya terminar de retirar el papel y los retoques que os comentaba.
En resumen, la casa parece otra. Hasta los colores de las paredes parecen más claros. De verdad que ha merecido la pena. Es un cambio pequeño, pero luce un montón.
Y un consejo. Aunque os animo a que os pongáis manos a la obra, no lo hagáis en estas fechas!!!. Además de que hace un frío que pela como para tener las ventanas abiertas, ¡pues que todavía no hemos puesto el árbol, porque ya tenemos bastante ‘belén’ montado con esto!. Pero este fin de semana, terminamos las puertas y ponemos el árbol, seguro!! (es que no podía esperar más a enseñaros el resultado).
¿Qué os parece el cambio?, ¿creéis que merece la pena?